Figuras y formas geométricas con plastilina
Estos juegos deben realizarse siempre bajo la supervisión de un adulto y evitando cualquier tipo de material tóxico, aunque son de lo más recomendables a partir de los 2 o 3 años. Al jugar con la plastilina podemos dejar que ellos vayan manipulando y creando aquellas formas que más les apetezcan. Del mismo modo, podemos pedirles que construyan una figura en concreto o que copien algún modelo usando colores variados.
Este tipo de juegos favorecen la psicomotricidad fina, la socialización y el uso del lenguaje, aunque es posible que algunos niños los rechacen por ser tan sensoriales. Por este motivo, es fundamental que el niño se sienta motivado, a gusto y cómodo a la hora de jugar con la plastilina. De lo contrario, podemos optar por otras actividades más adecuadas a sus gustos.
Armar puzles o rompecabezas
Este tipo de juego es de lo más útil, ya que favorecen la concentración, la coordinación mano-ojo, la memoria, la memoria visual y copiar modelos, entre otras habilidades. Además, si nos ponemos a jugar con ellos o les dejamos jugar con otros niños, también se trabaja la socialización.
Para que esta actividad sea atractiva para los niños con TEA debe estar basada en sus intereses y sus gustos, además de tener en cuenta su edad. Por ejemplo, si al niño le gustan los coches, podemos comprar puzles en los que deba recrear los modelos de 3 piezas, de 10, de 20, etc.
Juegos y ejercicios para hacer la pinza con los dedos
Estos juegos son adecuados para trabajar la psicomotricidad fina en los niños, así como el lenguaje si estamos con ellos. Por ejemplo, podemos pedirles que pasen las pinzas de un determinado color a otro cubo o bien que las unan formando cadenas, etc. También podemos usar abalorios u otros elementos que sean de su agrado
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